© Luís Adrián Betancourt.

Mercedes

A mi mujer la conocí en el año 18, cuando se mudó para el callejón de San Martín, que iba de Infanta a Ayestarán. No se me olvida que en la puerta de esa casa había una palma. Digo conocerla de trato, porque de vista ya la había mirado bastante cuando vivía en el mismo callejón nuestro que llegaba a La Ermita.
Por una mojada grande, a su padre lo mató una pulmonía. Era un hombre fuerte y saludable, pero esa enfermedad no la pudo resistir, tal vez porque no estaba bien alimentado. Algunos vecinos dijeron que aquello no fue pulmonía, sino influenza.
Ellos vivían en la pobreza, solo del sueldo que ese hombre ganaba dando pico y pala en Obras Públicas. Mercedes tenía 16 años, era la mayor y más bonita de las hembras. Tenía un hermano de 17, y Virginia, una hermana de 14, la única persona que he visto en toda mi vida comer pan con palmacristi como si fuera mantequilla.
Mercedes me llamó enseguida la atención. Yo cada vez que pasaba por su casa tenía que mirarla. Y ella se dejaba mirar, como quien no quiere las cosas.
Los dos sabíamos que nos caíamos muy bien.
Eso lo supo todo el mundo. Mis hermanos pasaban con sus coches por el callejón y, si la veían asomada, por fastidiar, le gritaban:
-¡Adiós, cuñadita!
Y ella se reía. Entonces eso llegó al padre y se puso a averiguar cuál de los hijos del Montañés estaba enamorando a la hija. Y estando en esa vigilia, el pobre, tropezó con la muerte.
Había tanta pobreza en esa casa, que cuando el padre murió, guardaron las velas de ese día y, a la mañana siguiente, las vendieron para otro muerto, porque necesitaban el dinero para comer.
La madre también estaba enferma, y con eso del marido se puso peor. Así fue como estío se los llevó del callejón de La Ermita a vivir con ellos, para esa casa del adorno de palma en la calle de San Martín.
Fue en ese velorio de su padre donde pude acercarme y hablar con ella por primera vez. De ahí en adelante comenzamos a tratarnos y a enamorarnos, hasta que un día le dije que habíamos nacido el uno para el otro y lo mejor sería casarnos.
Aceptó y la boda fue el 21 en la Iglesia de los Catalanes, esa que mudaron piedra a piedra para Río Cristal. Se puso muy linda Mercedes para ese día.
A veces ella me llega en rachas de recuerdos de aquellos tiempos felices; y la veo joven, alegre, con sus vestidos nuevos, riéndose, con el pelo largo que le llegaba hasta las nalgas, suelto como si se echara encima una manta.
Ella fue mi única y primera novia, me dio una familia muy bonita que ya va por biznietos. Se me murió en el 94 y todavía la estoy extrañando.

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Acerca del autor

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Biobibliografía

Luís Adrián Betancourt Sanabria [Placetas, Cuba, 1938] Licenciado en Periodismo en la Universidad de La Habana en 1976 y autor de “Huracán” (Novela), “Expediente Almirante” (Novela), “A la luz pública” (Cuentos), “Aquí las arenas son más limpias” (Novela), “Triángulo en el hoyo 8” (Cuento) “¿Por qué Carlos? (Testimonio), “El extraño caso de una mujer desnuda” (Novela), “El otro cisne azul” (Radio serie), “Sdies piesok chitse” (Novela), “El Código de las Islas” (Radio serie), “La suerte del desconocido” ( Radio serie), “El extraño caso de una mujer desnuda” (Radio serie), “Amor a segunda vista” (cuento), “El sombrero negro” (cuento), “Bien vale la pena” (Teleserie), “Un inquilino raro” (Cuento), “Cargo de conciencia” (Radio serie), “Óleo de mujer” (Radio serie), “El secreto y la sonrisa” (Radio serie), “Esa mujer no existe” (Novela), “Maceta” (Novela), “Lobo de mar” (Testimonio), “Love at second sight” (Cuento), “Cochero” (Testimonio), “Quinta y 14” (Cuentos), “Todas las pistas eran malas” (Cuento), “Las honras del náufrago” (Novela), “Guilty” y “Un topo en el buró”; ha sido corresponsal de guerra, investigador histórico, fotógrafo, marino, maestro, y redactor. Miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas (UNEAC), y del Grupo Asesor de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), posee la Distinción Félix Elmuza, presidió la Sub Sección de Escritores Policíacos hasta su extinción. Es miembro fundador de la Asociación Internacional de Escritores Policiales y en el marco de la Feria del Libro del 2001 en la Habana fue condecorado con la Distinción por la Cultura Nacional y por acuerdo XI-102 del 3 de abril del 2004 de la Asamblea Municipal del Poder Popular del Cerro fue declarado Hijo Ilustre del Cerro.